CITAS Y AFORISMOS
"Es una experiencia verdaderamente fascinante, te olvidas de todo, de todas las preocupaciones, de todos los problemas, toda tu atención se centra en no caerte, es un deporte en el que interviene todo el cuerpo. Produce una enorme sensación de libertad sentirse tan cerca de las rocas, de la naturaleza, de las montañas, cuando alcanzas la cima sientes tal felicidad que quieres volver a experimentar esa sensación lo más a menudo posible".
Leni Riefenstahl

viernes, 6 de mayo de 2011

- AL MONTAÑERO AUSENTE (In memoriam Bartolomé Puiggros). Por J.M. Villalba Ezcay

AL MONTAÑERO AUSENTE
J. M. Villalba Ezcay
(In memoriam Bartolomé Puiggros)

"El frio y la tiniebla cubrirían el mundo
y el alma se hundiría en la noche
Si los dioses no enviasen de vez en cuando
A jóvenes así, para reanimar.
La marchita vida de los hombres de hoy"
Friedrich Hölderlin
DER TOD VON EMPEDOCLES 1838

Días atrás fui gentilmente invitado a una "Taula Rodona" por AGRU E.C.C. en su 10º aniversario. El, tema, "Cos i Anima del Muntanyisme", motivó un acto a alto nivel, con escogidos ponentes, muy agradable, ameno y profundo y ,al final, fuimos obsequiados con un libro de montaña: una edición muy cuidada, de lujo, con profusión de croquis y magníficas fotografías, resumen de las casi doscientas salidas, a lo largo y a lo ancho de diecisiete años, de un montañero caído: Bartolomé Puiggros.
Es el "compte rendu", con datos y croquis de ejemplar minuciosidad, desde la primera salida a los nueve años con su padre, hasta la penúltima en 1975 en la Norte del Pedraforca.
El título "Les Muntanyes que vaig estimar - Records d'un muntanyenc caigut", me causó honda impresión. Cuánto amor, cuánta veneración, qué tesoro de fidelidad, qué derroche de esfuerzo material para enaltecer el recuerdo por parte de unos padres, de unos compañeros de Grupo, de una Entidad...!
¿Qué clase de joven, qué montañero había de ser este, para inspirar tal afecto y tal veneración?
No le conocí antes, sólo sabía -dos años atrás- de su tránsito, caído en acción, como soldado de la roca!
Pero a través de sus escritos, de sus afectos, del relato de sus ascensiones, he ido conociéndole y respetándole y, como sea que dentro de doce días se cumple el segundo aniversario de su marcha de entre nosotros, deseo que mí pobre pluma escriba algo poco valioso pero muy sincero en memoria suya.
Contemplo, mientras escribo, su fotografía... Ojos grandes, acostumbrados a las lejanías, al sol brillante y cegador de los neveros, a la hondura violeta de los abismos. Una mirada límpida y arrogante, dirigida ¿cómo no?- a lo alto, una cara juvenil a pesar de sus recios y varoniles rasgos y de la negra barba.
Adivino un alma ardiente, idealista en pugna con la materia, una llama que arde sin consumirse...!
Un espíritu así sólo puede habitar en el cuerpo de un montañero, hoy. Antes hubiese vestido la acerada armadura bajo la blanca capa del Templario.
Como pie a su efigie, hay una frase suya, diamantina y sobrecogedora: "El muntanyisme... era quelcom tan sagrat que, per força, els homes que el practiquessin, havien d'ésser una mena de mig sants"!.
Sigo leyendo sus cosas y sintiendo cada vez mayor respeto por este místico de la montaña; entre otras, aquella meditación solitaria sobre la nieve y bajo las estrellas, aquella noche de Diciembre de 1970 en la Agulla de l'Estany.
!Cuántas cosas compartimos! .!Cuántas cosas iguales hemos hecho!.
!Llevar consigo las grabaciones para oír a los clásicos en la platea de la pureza!. Rachmaninoff, d'Indy, la Alpina de Richard -Strauss, Liszt, Purcell, César Franck, la Walkyria, el Parsifal, Tristán... Su sentido de la belleza, del color, de la armonía, de la serenidad románica, trasunto todo ello de la delicadeza de un alma escogida, admiradora de la hermosura de esta sagrada Marca Hispánica. !
También hallo en él un fino sentido del humor cuando llama "gripe" a su desplome en el Avenc del Club, y cuando hace la "primera mundial con yeso ortopédico al Matagalls". Pero nada puede disimular un sentido de la vida tan trascendental y heroico que, en las altas horas de fiebre y delirio -en ocasión de su estancia en clínica bajo shock- le hace proferir esas exclamaciones propias de situaciones de trinchera que él no había vivido en la realidad.
Y su gesto horrorizado al toparse con las motocicletas de trial en los Pics de la Vaca, es trasunto de los nuestros -los de la vieja guardia de hace años- ante la profanación montañera de los Bárbaros de Occidente de la Edad Mecánica.
!Sí!. No sólo este sucio mundo urbano de la planicies no era para él, sino que la montaña, los espacios abiertos, el cielo y el sol, eran su único y verdadero habitat.
Para él, las alturas eran aquella tan bella estrofa de Shelley:
"Some world '- where music and moonlight - and feeling - are one".
Allí en ese su mundo, donde sensibilidad, música y claro de luna son una sola cosa, se olvidaba de esta tierra baja de hoy, de la oleada desatada de instintos, de la exaltación de la grosera materia, de la glorificación del apetito animal, de la bestialidad de las pantallas, de la humillación y la profanación de las esencias sagradas de nuestra Santa Madre Europa bajo las ruedas y las hélices de los nuevos mongoles...!
El hombre tiende a lo alto, sus medios son miserables, las cuerdas de violín están hechas con tripas de gato, pero Bach existe, y la Gran Fuga existe a pesar de nuestras limitaciones.
En un tiempo los santos y los mártires subían cantando a la arena desde los hipogeos, para ascender a través de las fauces de las fieras, a la gloria de Dios, ante los ojos de unas multitudes aullantes y babeantes no muy distintas de las de hoy. Y aquellas santas catacumbas austeras son hoy solamente albañales y sumideros.
Hay una obra catalana, sólo comparable en magnitud, y para mí superior a "Guerra y Paz" de Tolstoy: es esa maravilla de delicadeza y catalanidad que se llama "Incerta Gloria" de Joan Sales que, tristemente, muchos catalanes vociferantes ignoran, como ignoran los inmensos tesoros de humanismo de esta divina tierra que no es mía por nacimiento. Entre la inmensidad de mártires y de imágenes de esta riquísima obra, sólo comprensible para unos cuantos elegidos con sensibilidad y corazón, hay una frase que viene al dedo al montañero, al escalador espiritualizado, al que los filisteos critican por temerario, cuando esos mismos no critican al neurótico de ciudad que aporta su tributo a la masacre de la carretera en el holocausto vulgar y semanal:
"Ningú no exposa la seva vida si no creu en alguna. cosa per la qual val la pena morir, i aquesta cosa ¿que pot ésser sino l'Esperit?".
Amic Bartomeu: llegint les teves descripcions, esguardant els dissenys d'escalades i ascensions que tan be coneixo, he reviscut la meya llunyana joventut. D'ara endavant, servaré com quelcom molt preciós i valuós el llibre del teu inapreciable historial de xicot muntanyenc, sensible i senyorivol; el llibre amb aquella maravellosa fotografia de encapsalament amb els dos amics damunt de la superficie gelada d'aquell estany de Monges que tots coneixem tan be, al sud del Montarto.
I trobo que no hauries de dir "Les Muntanyes que vaig estimar"; jo diria "Les Muntanyes que estimo", car, per a nosaltres els escaladors i muntanyencs tots, no parles en preterit, car sempre t'escoltarem en present!.
Tota la netedat de la teva vida, tot l'idealisme deIs teus actes, tota aquella "incerta gloria", aquella "The uncertain glory of an April day" shakesperiana del teu darrer jorn, de la teva darrera ascensió, han estat pagades a un preu molt alt: res ni ningú en aquest mon, pot compensar el dolor i la solitut deIs teus pares. Jo els diria, molt humilment, moltrespectuosament-car jo també vaig portar a la muntanya almeu fill quan era molt petit - que, en el mateix cas voldria per a mi que el Senyor Deu Totpoderós em donés un xic de la seva noblesa, del seu esperit cristia i d'aquella resignació cristiana, d'aquella sobrietat excelsa que ennobleix i dignifica els grans dolors, de que ella han fet gala.
I, molt calladament, els recordaria aquella estrofa, vellades del 1913, de "Le Patriote Chretien": Heureux ceux qui sont morts – Dans un dernier haut lieu - Hors de tout l'appareil – Des grandes funérailles".
Vaig sentir una estranya angoixa al saber que, al exemplar del Butlletí d'AGRUECC inmediatament anterior al teu traspàs, havies fet inserir, com en una premonició sobrenatural, com un avis que soIs els predestinats com tu poden sentir, aquell petit poema meu que vaig escriurer a la memoria d'un altre jove germa escalador que caigué – fa ja molts anys- a les Agulles, el primer.
No .anaves errat en el teu amor, no!. Es alla dalt on som com cal, on s'hi esta be, com a aquells versets de l'Evangeli segons Sant Marc, 9, 3-6: "I s'els endugué dalt d'una muntanaya alta. I aleshores, Pere digué a Jesús: Mestre, dóna bo d'estar aquí. Si voleu, faré tres cabanes".
"Sic iter ad astra!". Aquest és el cami de l'alçaria, la via a la Casa del Senyor que ens digué: Vaig a desposa-vos un lloc i, aixi, a on Jo estigui, podreu estar-hi també vosaltres".
I tu, Bartomeu, el meu amic molt estimat, ets ja a Casa, plegant cordes i guardant ferros a la motxil.la, demanant plaça al Refugi i guardant-nos lloc a taula amb el Guardià, car son vells i feixucs i no grimpem tan dépressa com tu!.

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