CITAS Y AFORISMOS
"Es una experiencia verdaderamente fascinante, te olvidas de todo, de todas las preocupaciones, de todos los problemas, toda tu atención se centra en no caerte, es un deporte en el que interviene todo el cuerpo. Produce una enorme sensación de libertad sentirse tan cerca de las rocas, de la naturaleza, de las montañas, cuando alcanzas la cima sientes tal felicidad que quieres volver a experimentar esa sensación lo más a menudo posible".
Leni Riefenstahl

sábado, 5 de mayo de 2012

- MONTAÑA Y ESPIRITUALIDAD. ENTREVISTA A DOMENICO RUDATIS EN HELIODROMOS


MONTAÑA Y ESPIRITUALIDAD.
Entrevista a Domenico Rudatis en Heliodromos n° 4, invierno 1988





Hemos considerado interesante dar a conocer a los lectores de Heliodromos esta entrevista de Domenico Rudatis, figura eminente del alpinismo de los años 20 y teórico de la dimensión esotérica del alpinismo, seguros de suscitar la curiosidad y el interés en aquellos que puedan entender la dimensión espiritual y de conocimiento que encierra su práctica. Ya en el pasado presentamos una reseña del magnifico libro de D. Rudatis, Liberazione, en el que el autor repasa su vida de alpinista enfocada como práctica esotérica.

Rudatis, que reside en Nueva York desde hace muchos años, nació en Venecia a principios del siglo XX en el seno de una familia bellunesa. En los años 20 junto a los más experimentados alpinistas del momento realizó ascensiones excepcionales en el conjunto dolomítico de la Civetta. Sin embargo, su actividad como alpinista siempre estuvo iluminada por una búsqueda interior y por exigencias espirituales, que hacen de la ascensión un tipo de ascesis cósmica. Siempre estuvo en contra de los enfoques demasiado técnicos en montañismo, consecuencia de su democratización, y propugnó un alpinismo elitista, exento de inutilidades y de virtuosismos meramente gimnásticos y de toda la retórica tardo-romántica entonces en boga. En aquellos años tiene lugar su colaboración con el Gruppo di Ur, dirigido por Evola. Y en aquellos años colabora en diversas publicaciones, entre ellas Diorama Filosofico, en la que escribió varios artículos sobre el concepto de deporte.
Rudatis desarrollará ulteriormente este tema en las revistas especializadas del CAI y en monografías importantes (como por ejemplo La battaglia del sesto grado escrita junto a Messner y Varale) dedicadas completamente a la búsqueda y la defensa de los valores morales y espirituales del alpinismo.
No olvidando que –como señala O. E. Meyer– «la montaña no puede ser para nosotros lo esencial, sino el hombre; tampoco el suceso o el trabajo exterior, sino su resonancia espiritual».





En una época en la que la Gran Parodia –la modernización– ha elevado toda idea anti-tradicional, subvirtiendo campos que siempre han pertenecido al mundo de la Tradición, como las prácticas, un tiempo vivificadas por el Espíritu, ¿Que se puede decir del sentido original del alpinismo y de lo que actualmente queda de él? ¿Qué piensa de las formas modernas (del tipo free-climbing, para entendernos) que hacen de la escalada un mero ejercicio gimnástico falto de cualquier referencia espiritual y que nada tiene que ver con el alpinismo de Preuss, de Welzenbach o de Buhl?
Píndaro, la cumbre de la lírica griega, cantó a las primeras Olimpiadas y otras grandes empresas deportivas en el siglo sexto antes de Cristo. Él fue un hombre de elevado intelecto. En sus Odas relevó que los hombres y los dioses se encontraban a un mismo nivel, y extraían la respiración de la vida de la misma madre tierra. Solamente los poderes eran diferentes. Píndaro está entre los primeros griegos en sostener que los dioses fueron hombres de origen no terrestre.

Los griegos fueron valiosos alpinistas. Alejandro Magno fue de Grecia a Cachemira, en las regiones del Himalaya. Escalaron montañas usando cuerdas y clavos en el tercer siglo antes de Cristo. La degeneración del alpinismo es sin duda un fenómeno del Renacimiento, culminado con los paseos sobre los prados del Ventoux del poeta Petrarca con su hermano Gerardo. Al final Petrarca se arrepintió de sus paseos porque leyó en las Confesiones de San Agustín que los hombres van por ahí a gozar de la naturaleza y se olvidan del alma. Regresó a Aviñón, dónde estaba provisionalmente la Sede Papal, como cortesano aunque continuó siendo un buen latinista. Mas tarde fue coronado poeta en Roma ¡Y reconocido como el padre espiritual del alpinismo! Este engaño continuó durante muchos siglos. Petrarca no lo había buscado este título ni lo quería, pero le fue impuesto, siguiendo el sistema común de hacer representantes a un hombre de algo que no representa en absoluto. En realidad fue solamente la arrogancia y la fatua vanidad renacentista. Junto a con las vanidades políticas, siempre exhibiendo siempre méritos de los que carecen. En la misma época del Renacimiento los incas efectuaron escaladas difíciles y valientes. El free-climbing es una clasificación ambigua. Generalmente es una ascensión con medidas de seguridad pero sin especiales medios para avanzar. El free-climbing puro, es decir, sólo con los propios medios es una excepción rarísima, y requiera extraordinarias calidades atléticas y psicológicas. El mejor ejemplo es John Bachar. Es un alpinismo muy concentrado tanto desde el punto de vista del esfuerzo como de las emociones ¡Es un diálogo con la eternidad! No tiene nada a que ver con los vulgares free-climbing. Bachar podría hacer la vía Preuss con mucha soltura.

¿Podría el alpinismo, entendido no como actividad deportiva sino como una experiencia mágico-ascética, si se realiza una práctica correcta unida igualmente a una adecuada sensibilidad interior, crear la posibilidad de aperturas espirituales en el hombre?
El alpinismo entendido como experiencia espiritual puede elevar y puede implicar perfectamente aperturas de conciencia a niveles superiores. Yo he tenido varias experiencias de este género. Puede tratarse del despertar de percepciones esotéricas milenarias. Hay muchos ejemplos de percepciones parapsicológicas. Ahora bien, se ha de entender que no basta con llevar a la iglesia a una persona llena de egoísmo para convertirlo en un santo. En la montaña, en el fondo, estamos ante el mismo fenómeno.

La montaña con su severa esencialidad y su potencia vertical puede inducir a consideraciones y actitudes de ánimo que pueden dirigir hacia lo alto. Sin embargo la literatura de montaña a menudo está llena de banalidades comunes a los sentimentalismos o, en el mejor de los casos, a la mera crónica técnica de la empresa alpinista en cuestión. ¿Más allá de Lammer con su «Fuente de juventud», a su juicio, que otros personajes y obras han sabido captar el sentido de la experiencia ascética y la espiritualidad que la montaña encierra en si?
Es sabido que la alta montaña no tiene una gran poesía, ni literatura, ni una gran música, ni siquiera una gran pintura. La única extraordinaria excepción es Nicholas Roerich, extraordinario pintor, arqueólogo, explorador y escritor. Pero él también fue un místico y un profundo conocedor de Oriente. Sus cuadros tienen una atmósfera mística única en el mundo. Incluso encontró huellas de la presencia de Cristo en el Tíbet, es decir de Jesús joven.

En 1937 me convertí en Miembro del Ateneo del Véneto y publiqué un ensayo en el órgano oficial titulándolo El sentimiento de las cumbres dedicado a poner de relieve que la alta montaña no forma parte del mundo del arte. Es algo bastante raro, pero que se explica si consideramos la montaña como un entorno místico y no decorativo o escenográfico. Lammer tiene buenas páginas para a su tiempo. Habría que añadir, a veces con ventaja, a Óscar Erich Meyer. Y en parte también a Leo Maduschka. Lammer representa el tono estético, Meyer el tono místico, Maduschka el tono ético. K. Greitbauer ha escrito un grueso volumen sobre la estructura psicológica de los alpinistas, también en poniéndolo en relación con el existencialismo. Acerca del sentido esotérico de la montaña he escrito bastante y también Evola. Pero en el fondo hace falta volverse hacia Oriente. Sin embargo, hace más de cinco mil años los sumerios escribieron: «El verdadero hijo del abismo es el verdadero hijo de Dios». ¡También Merezkowsky ha recordado esta inscripción!

Reinhold Messner es hoy en día seguramente el alpinista más famoso por sus excepcionales empresas. ¿Cual es su juicio sobre él? y ¿Cómo ve la entrada en el mundo del alpinismo de los sponsor industriales, la televisión y los mass-media, utilizados por Messner para financiar sus expediciones?
R. Messner ha nacido y ha vivido entre las cumbres de los Dolomitas, ha crecido escalando y por lo tanto ha fijado en sus nervios y en su sangre las reacciones más válidas y rápidas, tanto es así que ha comenzado a escalar a una edad muy temprana. Muy sólido, y adiestrado perfectamente, ha escalado a la perfección también fuera de casa. Además Messner es un magnifico administrador de si mismo. Hubiera sido un perfecto hombre de negocios en cualquier campo. Messner es para la montaña lo que Picasso para la pintura. Esto quiere decir que posee capacidad personal combinada con un saber hacer perfectamente calculado. Me consta que incluso se hacía ayudar en sus libros. El resultado final es un éxito completo, tanto en el cálculo como en la ejecución.
En conclusión, Messner ha calculado bien, ha realizado las cosas bien y por tanto ha triunfado desde el punto de vista de la sociedad moderna, interesada en el éxito material conseguido de la manera más rápida posible. Que habrá logrado construir dentro de si espiritualmente es algo muy difícil de decir. Si yo fuera muy rico le confiaría a Messner algunas exploraciones en el Perú, donde ciertamente existen cosas muy interesantes como la ciudad oculta de los Incas, como la legendaria Paititi y no el Machu Picchu, las inmensas redes de galerías, donde el compañero de un conocido mío se perdió en un laberinto y no fue posible encontrarlo. 


En la colección Diorama Filosofico aparecen algunos de sus escritos acerca del concepto del deporte. Deporte entendido como «ludo», acto sacro y ritual. ¿Pero a su juicio, la idea del deporte no sería una idea completamente moderna, escasamente atribuible a la concepción tradicional de la vida donde, si acaso, habría que hablar de entrenamiento: físico, psíquico y espiritual? Y recordando antiguas polémicas siempre presentes ¿Es el alpinismo una práctica deportiva o la transciende?
El deporte no es una idea moderna. El ideal deportivo es típico de la Grecia antigua. Desde comienzos del primer milenio a. C. trasluce un elevado nivel espiritual. Que a veces participasen también los dioses da a entender la importancia del deporte, lo que incluso demuestra que los dioses fueron esencialmente humanos, es decir extraterrestres ¡pero muy humanos! Píndaro loó esa antigua visión deportiva en el siglo sexto antes de Cristo, pero las Olimpiadas habían comenzado siglos antes.
Los modernos han creado el deporte financiero, es decir, transformándolo en un mercado a menudo sospechoso. Una de las infinitas degeneraciones psicológicas modernas. El alpinismo es un deporte en el mejor sentido. Ahora se está convirtiendo en un mercado como toda otra actividad. El alpinismo, que los Incas consideraban como algo sagrado, es ahora, cada vez más, una propaganda comercial. Cabría recordar la discusión entablada en la revista del CAI en la que alguien llegó a afirmar que los que se dedican en exclusiva al alpinismo son unos «parásitos sociales» ya que no producen nada. Pero según esa lógica ¡Todos los guías de la humanidad habrían sido parásitos sociales! ¡Hoy se pretendería que deberían vivir solo para producir beneficios!

Julius Evola ha ofrecido en Cabalgar el tigre al hombre del Kali-Yuga, que asiste de pie, impasible, gracias a la referencia de la Tradición, al derrumbe de un mundo en ruinas, algunas indicaciones precisas acerca de cómo afrontar la actual contingencia cíclica, Afirma allí que hay en Oriente la posibilidad de conseguir y forzar mediante experiencias-limite como el alpinismo aperturas de consciencia no fácilmente accesibles a los hombres de otras edades ¿Comparte esta visión del alpinismo y los planteamientos evolianos en general?
Que el alpinismo sea una experiencia límite es exacto pero sólo en el caso en que se excluya el alpinismo esencialmente técnico. Por lo tanto Evola tiene razón, como hay que reconocer a menudo, pero siempre si no se inventa algún «absoluto». Es un hecho que la crisis nuclear pudiera significar el cierre del último ciclo. Así o afirmaron los mayas hace mil años, quienes calcularon una fecha poco posterior al año 2000, lo que parece confirmado ahora por muchos otros indicios y es un tema interesante abordado por algunos libros americanos recientes. En este caso la actitud individual cuenta poco o nada. Para que la defensa sea posible debe ser colectiva ¡La existencia de profundas galerías antiquísimas demuestra que ha habido crisis igualmente antiquísimas y que han sido superadas! Estoy escribiendo sobre esto en un libro. Y formo parte de un grupo de científicos muy activo interesado en estos problemas.
Evola siempre ha visto los problemas localmente. Pero hoy los problemas son universales o casi, y toda ha cambiado. También discutir de «romanidad» es algo provincial. Los problemas son hoy terrestres y realmente globales. He tratado la cuestión en el anuario del Club Alpino Accademico 1982 y he publicado un artículo en Arthos numero 29. Donde también se publicó una entrevista que concedí a un Editor suizo de Evola.

Hecha referencia a Evola, ¿Podría hablarnos de su recuerdo del hombre y del entorno tradicional de los años treinta? ¿Como se pusieron en contacto? ¿Cuales fueron las razones que le empujaron a colaborar con Evola y cuales fueron, si los hubieron, sus contactos con el Grupo de UR? 
En el año 1930 publiqué en la revista del CAI un monográfico muy original sobre una ascensión nocturna sin medios ni ayudas al Pan de Azúcar de la Civetta. Tenía incluso una impronta esotérica. Mucha gente me escribió, entre ella Evola, que encontró en aquel texto nuestra afinidad espiritual. Y me invitó a colaborar con Ur. De hecho, colaboré con KRUR. Pero no he tenido contactos con el grupo. Pero sé que Evola tuvo algunos problemas. Estimé mucho a Evola, estudié sus libros, todos o casi todos. Como escritor fue excelente. Luego me invitó a colaborar en Diorama y en la Torre. Vino a encontrarse conmigo en Venecia durante un viaje.
No he tenido contactos con el grupo de UR, tuvieron demasiados problemas, y estaban obsesionados en parte por la magia de la Edad Media, que a mí no interesó ¡Aunque haya estudiado a Kremmerz! 

Usted vivió unos cuarenta años en los Estados Unidos. El «país más plebeyo del mundo» que para nosotros representa el compendio de lo que es la descripción del mundo moderno, y por lo tanto el país que más radicalmente ha representado la negación de los valores tradicionales. ¿Cómo se ha encontrado usted allí y cual es su experiencia desde este punto de vista?
Yo fui a Nueva York en 1939 porque un financiero americano, honesto e inteligente, vino a ver mis experimentos con películas a color sin fotografía y me llevó a Nueva York, donde muchos periódicos me entrevistaron sobre este tema. Incluso fue aprobado por el Consejo Nacional de Investigación. La Fiat (es decir el Señor Agnelli) se interesó, pero Ferrania puso objeciones porque hacía poco que habían hecho los contratos para el suministro de plata y yo no usaba plata. Me enviaron sin embargo una carta muy entusiasta. Después de un año de experimentos en Nueva York, el estallido de la guerra hizo que volviera a Italia y tomara parte en ella hasta el final. Mi financiador organizó mientras tanto un grupo formidable con la XX Century Fox y el Chase Manhattan Bank. Pero durante el primer viaje de negocios a Brasil el avión tuvo un accidente. Así que permanecí en Venecia hasta 1952. Volví a Nueva York donde se encontraba el hermano de mi mujer. También hice otros inventos y conseguí muchas patentes. Pero la así llamada «rat race» (la competición de ratones de alcantarilla donde se devoraban vivos) me disgustó y regresé de Nueva York. Estuve en Roma en el 57 por el tema de unas patentes de televisión pero me disgusté y volví a Nueva York.
Aunque se crea que los EE.UU. son el país de la especulación, con todas sus consecuencias poco espirituales, también es un hecho que tiene una visión total de las cosas, no provinciana. Esto quiere decir que mientras en Europa se pelean por mil cuestiones sin importancia, en los EE.UU. uno puede vivir a su manera sin problemas ni críticas. Y hay grupos interesados en cualquier aspecto tradicional o esotérico. Yoga auténtico y yoga falso. Profetas auténticos y charlatanes. En fin todo el mundo está representado. Hay sociedades de interés. Y una producción literaria gigantesca. Quien quiere vivir aislado y agruparse puede hacerlo dónde y como quiera. ¡Nadie lo molesta! En la zona en que yo vivo hay más de cien mil asiáticos: ¡Hindúes, coreanos, formoseños, japoneses, chinos y también indochinos! En las universidades hay cursos de yoga e infinitas otras actividades no clásicas. En efecto en un mundo sin provincialismos se respira mejor. Por otra parte se siente más la presión de los grandes acontecimientos internacionales. ¡No se puede tener todo!

Sabemos que después de Liberazione, usted está trabajando en otros libros. ¿Puede decirnos brevemente de qué tratan? 
Recientemente he publicado cuatro ensayos sobre el Anuario del C.A.A.I. que tiene menos lectores aunque más inteligentes, para estudiar el actual nivel en Italia. Luego he publicado Liberazione, ante lo que no han reaccionado mal muchos grupos independientes. Tengo un trabajo bastante avanzado, al que añadiré otros tres volúmenes El ya está listo se titula La via delle vie-Il Tao della montagna.
He escrito trescientas veinte páginas y preparado una docena de ilustraciones. Tengo dudas si añadir un capítulo final. Los otros tres son: La civiltà suicida e la sua rigenerazione. Ya tengo una enorme cantidad de material crítico acerca de problemas corrientes. La realtà della tradizione primordiale. No la entiendo como un fundamento doctrinal. Ahora las doctrinas no cuentan mucho. Se trata de ver si hemos sido precedidos por una civilización superior. Y Al di là dell’aventura. Es un libro de montaña en sentido artístico, casi como mi preparación a la salida esotérica.

¿Cómo ve el futuro de los círculos tradicionales que hoy intentan constituir puntos de referencia para una afirmación de principios espirituales, considerando las particulares condiciones cíclicas en la que nos encontramos? ¿Cuál cree que debería ser el elemento fundamental capaz impedir que su acción no se fruste?
Nos encontramos a un punto histórico fundamental. Para superarlo hace falta ante todo formarse en convicciones auténticas, profundas y sólidas. Las convicciones teóricas ayudan poco. La filosofía siempre se ha ahogado en un mar de palabras. Con o sin metalenguajes. La metafísica es válida únicamente si se basa en fundamentos orgánicos reales. La ciencia ya ha renegado de la metafísica. A su vez la ciencia puede llegar a ser una metafísica más prudente y mejor organizada. Pero hay que tener en cuenta que si alcanza la realidad cuántica, ésta queda como una física provisional. Es necesario reconstruir nuestras convicciones en base en a todo lo que de verdad es realidad cierta. Cuando se tienen convicciones sólidas se puede encontrar una acción de recuperación y de protección. Si entramos en un ciclo de absoluta renovación hace falta reformar nuestra personalidad psíquica, según los «bardos» del libro tibetano de los muertos. Que luego se acercan a los cuerpos sutiles egipcios o tibetanos.

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